CUANTO MAYOR ES LA LLAVE, PEOR ES LA HABITACIÓN


Uno procura ir a hoteles modernos en los que la llave es una tarjeta y si la pierdes no pasa nada. Más de una vez me ha ocurrido que no me la han activado bien y he tenido que regresar a la recepción para corregir el problema. Los modelos más modernos ni siquiera exigen que se introduzca en una ranura y basta acercarla a la puerta para que se abra. Pero todavía quedan hoteles empeñados en mantener sus viejas puertas y utilizar llaves convencionales a las que se protege con enormes y pesados llaveros que impidan su sustracción. Naturalmente que volvemos al incordio de entregar la llave a cada salida y pedirla en cada entrada; eso es relativamente sencillo para un hotel con pocas habitaciones y muy complejo según va aumentando el número de dormitorios.

Si nos entregan una de esas llaves de toda la vida con macrollavero hay que ponerse en lo peor y suponer que lo que nos vamos a encontrar en el dormitorio es de la misma época, pero eso no lo sabremos hasta que nos atiendan en recepción. Rara vez tendremos buena suerte.

En muchos hoteles de Francia no hay tarjetas ni llaves, sino códigos que hay que teclear, que para eso son muy aficionados los franceses a eliminar personal y simplificar procedimientos a base de automatismos y claves. Normalmente la misma clave abre la puerta del recinto, la del edificio y la de la habitación.

Por cierto que los mejores hoteles son los que te dan dos llaves por habitación y así no tienes que andar llamando a la puerta para que te abra tu acompañante.
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¿ES RECOMENDABLE RESERVAR CON AIRBNB?

Nada mejor que una respuesta a la gallega, es decir, depende... Ojo porque en el mundo celta siempre hay una tríada en lugar de la confrontación de opuestos, de unos y ceros de la lógica tradicional.

Lo primero de todo es dejar claro que Airbnb es un portal de reservas que no ofrece hoteles sino alojamientos en manos de particulares, o sea, no profesionales del sector de la hotelería. El producto que se puede conseguir es una simple cama en un dormitorio compartido, o una casa completa pasando por las opciones de habitaciones independientes con baño privado o compartido, más o menos lo mismo que encontraremos en portales de reservas que venden habitaciones de albergue, pensiones y apartamentos, exceptuando a los hoteles.

Tras investigar bastante sobre el tema creo que la utilidad de Airbnb se concreta en los alquileres para grupos de tres o más personas, cuando la hotelería tradicional no consigue responder bien a las necesidades de los clientes. Hay familias con cinco hijos y tienen derecho a salir de vacaciones sin arruinarse.

Los precios hallados para habitaciones dobles con baño en domicilios particulares son en general poco o nada competitivos con la hotelería profesional, e incluso más caros. Además hay que tener en cuenta que en un hotel se puede llegar y salir a cualquier hora, disfrutando de un anonimato y una intimidad que rara vez se igualará en casa de un particular.

Otra cosa es que una familia decida pasar un período de una semana en un destino donde la oferta hotelera se limita a habitaciones de hotel y ni siquiera hay aparthoteles. La solución de las habitaciones cuádruples puede servir para una noche pero reservar dos habitaciones por noche es un poco incordioso, incluso cuando están comunicadas. En este caso las propuestas de Airbnb sí son atractivas porque se pueden reservar casas o pisos completos con tarifas diarias razonables y que permiten hacer uso de la cocina sin tener que pasar obligatoriamente por el restaurante. Considerando la situación de un turista español viajando por Europa, la adaptación a los horarios de la restauración es complicada y es entonces cuando la libertad de horarios permite cenar a las 11 de la noche en la cocina del apartamento con un coste reducido. En mis viajes por Francia reservo apartamentos de Adagio, Park & Suites, Appartcity, etc.

El buscador de Airbnb funciona muy bien y enseguida localiza propiedades en un destino concreto. El sistema de reserva obliga a pagar anticipadamente y el propietario cobra después de la estancia; suena práctico pero para los habituados a reservar con Booking y pagar a la salida, no es una opción agradable. 

Que conste que no me gusta ir a dormir a casa de nadie ni que nadie venga a dormir a mi casa, por lo que sistemáticamente desconfío de la pernoctación en un lugar donde también reside el propietario. Si se trata de un piso o casa independiente, quizás me anime, pero la oferta tendrá que ser muy buena y competitiva.

De momento no tengo experiencia propia con Airbnb pero tampoco me niego en redondo. Después de todo también hago reservas con Destinia en las que pago por anticipado. Si algo sale mal, parece más sencillo sacarlo a relucir en Tripadvisor o en las opiniones de Booking, cosa que tiene difícil solución cuando estás alquilando a un particular. Curiosamente no he encontrado ninguna opinión negativa en Airbnb, lo que ya me resulta algo sospechoso. O todos los alojamientos son maravillosos o los viajeros descontentos no expresan nunca su opinión.

Que quede claro que en Airbnb no hay chollos ni nada que se le parezca, sino precios más bien de mercado y que hay que hacer muchas comparaciones para elegir bien. Por supuesto que hay más riesgos de fallar que con la hotelería convencional pero también podemos encontrar alojamientos adecuados a necesidades viajeras no cubiertas por los hoteles.

A las asociaciones profesionales de hoteleros no les gusta nada Airbnb y seguro que se ponen manos a la obra para meter caña a los propietarios que no declaran los alquileres. Airbnb funcionará si hace las cosas bien y todo el mundo cumple con sus obligaciones fiscales, ya que una economía sin impuestos no es nada solidaria.

Por supuesto que no pongo el enlace, que no gano nada con ello. Eso sí, recomiendo tomar todas las precauciones posibles antes de hacer una reserva. Puede fallar, pero también fallan los hoteles...


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LEY NO ESCRITA NÚMERO UNO SOBRE HOTELES. EL HALL DEL HOTEL SIEMPRE ES MEJOR QUE TODO LO DEMÁS.


Ni siquiera con una entrada como la de la foto tenemos garantías absolutas de que las habitaciones vayan a tener el mismo nivel. El hall es siempre lo más lucido de cualquier hotel y no pocas veces tras un atractivo escaparate se ocultan las miserias. Así pues, si la recepción y el hall decepcionan, el resto puede ser terrible. No hay que fiarse de las apariencias. Frecuentemente las fachadas suntuosas esconden interiores penosos, sobre todo cuando se presume de la antigüedad del edificio o de su carácter histórico.
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¿PAGARÍAS POR RECIBIR TUS MALETAS EN EL HOTEL?


Hoy en día si viajas en avión tienes que decidir lo que haces con tu neceser. Si tienes prisa y quieres moverte sólo con equipaje de mano para evitar esperas en el aeropuerto deberás recurrir al lote de productos en envases con un límite de capacidad y presentados en un estuche transparente; puede ser conveniente aunque sufre de limitaciones; luego siempre puedes comprar más productos en destino (suponiendo que dispongas de tiempo para ello) o bien disfrutar de los productos de acogida del hotel, que en ocasiones son excelentes y cumplen perfectamente su cometido. La opción tradicional en viajes vacacionales consiste en meter el neceser dentro de una maleta que no podrá subir al avión como equipaje de mano. La mala suerte hace que a veces los geles y champús se derramen y pringuen la ropa. Lo de facturar una sola maleta en Ryanair ya cuesta 30 euros.

La empresa norteamericana Suitearrival tiene un interesante servicio que consiste en que les compras los productos que necesites y ellos se encargan de que se encuentren en tu habitación de hotel a tu llegada. Recomiendo echar una ojeada a la web, pues los precios son contenidísimos y lo único que encarece la propuesta son los gastos de envío. Aunque a lo mejor para ese viaje no hacen falta alforjas. Nosotros mismos podemos encargarnos de comprar lo que haga falta y enviarlo al hotel por correos o mensajería. Los que nos conformamos con un gel, un champú y desodorante nos apañamos como podemos pero hay gente que se cuida delicadamente y se lleva muchísimos cosméticos variados que ocupan bastante espacio en la maleta, que sufre bastantes golpes durante los viajes en la bodega del avión. Lo mismo es válido para las maletas. Mandar una maleta con 20 kilos de ropa al hotel sale por 15 euros si la enviamos por correos y con unos días de antelación, lo que nos evita cargar con ella, facturarla y esperarla.

Basta con planificar un poco el viaje para encontrarse mucho más despreocupado durante su desarrollo, sobre todo si viajamos en avión.
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PASILLOS DE HOTEL SIN AIRE ACONDICIONADO.


Disfrutar de una temperatura de 22 grados centígrados en una habitación de hotel es toda una bendición cuando en el exterior se sufren 38, sean secos o húmedos. Hoy en día los hoteles de zonas cálidas incorporan esa comodidad incluso en las categorías menos lujosas. No ocurre lo mismo en zonas frescas, donde una ola de calor puede abrasar a cualquiera en dormitorios de hoteles ubicados en comunidades autónomas que sólo exigen aire acondicionado en zonas nobles, por eso de que son cuatro días y no compensa.

Lo malo es cuando te alojas en hoteles con pretensiones elevadas y tienes que sufrir el ahorro de energía que supone la carencia de refrigeración en cualquier lugar que no sea la habitación.

Hoy me toca hablar de los pasillos sin ventilación ni aire acondicionado. Recientemente tuve que sufrir uno de ellos, bastante largo y en el cual la temperatura superaba notablemente la que había en el exterior del edificio. Los cien metros que separaban la puerta del ascensor de la habitación se convertían en una sauna capaz de arruinar la experiencia de la ducha.

Comprendo que los hoteleros quieran ahorrar pero deberán comprender que no se debe obsequiar a los huéspedes con sensaciones desagradables. Después de gastar una fortuna en televisores modernos y mobiliario fantástico, lo menos que uno espera es un chorro de calor aguardando a cada salida de la habitación.

Un caso curioso lo vi en el hotel Jardín Tropical de Tenerife, donde los pasillos están organizados de tal manera que siempre están en sombra o con corrientes de aire, de manera que no hace falta gastar energía para climatizar.

Comprendo que el aire acondicionado pueda faltar en hoteles de una o dos estrellas, pero cuando el hotel aspira a algo, se hace imprescindible que sus pasillos no sean un horno.
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POR FAVOR, NO MOLESTAR. DO NOT DISTURB.

Ya sé que la imagen no les va a gustar nada a esos fanáticos de la igualdad, pero responde bastante a la realidad. He visto pocos hombres como camareros de piso y menos mal que escasean, porque no es la pasión por los detalles y la limpieza lo que nos caracteriza a los hombres precisamente.

El caso es que en demasiadas ocasiones el personal de limpieza se toma su trabajo tan en serio que les toca sufrir a los clientes las molestias del ruido matinal. No es raro que nos abran la puerta de la habitación mientras estamos durmiendo o nos llamen a la puerta solo para saber si se puede entrar. La culpa la tenemos los clientes por no poner en la puerta el cartelito de no molestar, del cual nos olvidamos frecuentemente, tanto como para que haya hoteles que ya ni se preocupan en facilitar ese tipo de indicador a sus huéspedes. Particularmente me molestan las tertulias de los camareros de piso frente a mi puerta y me irrita sobremanera que entren en mi habitación mientras estoy dentro. Si se llama a la puerta y el cliente no responde, no es que se haya ido seguramente, sino que puede estar durmiendo plácidamente. No mola nada que te rompan la intimidad solo porque uno debe hacer su trabajo bien.

Esta problemática se da en todo tipo de hoteles y no es cuestión de estrellas. Por cierto que lo que más joroba es llegar a las tres de la tarde y no tener la habitación en condiciones; ahí se ve si hay problemas de personal y si una misma persona tiene que ocuparse de más de veinte dormitorios en una jornada.

Cuando uno está pagando cien euros por dormir no es de recibo que te metan prisa para levantarte...
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EL ESTADO TE VIGILA. CONTROL DE IDENTIDAD EN HOTELES.

Los que viajamos por España y Portugal nos sorprendemos en Francia y Alemania por la ausencia de necesidad de identificación para el alojamiento. En la península ibérica estuvimos bastantes años bajo regímenes autocráticos y el estado comprobaba meticulosamente si la pareja heterosexual alojada en un hotel estaba casada o no, mediante el libro de familia. Llevamos muchos años de Democracia ya pero los estados siguen controlando dónde duermes; ahora ya no les importa con quién lo haces pero la ley exige que el hotel registre los DNI de todos los clientes alojados, no valiendo eso de un solo carnet por habitación. En España todavía queda la excusa del terrorismo pero en Portugal no veo ninguna justificación y de todos modos el que quiera viajar y pernoctar anónimamente puede hacerlo en autocaravana o durmiendo en apartamentos de alquiler no hotelero.

Para los profesionales es un poco latoso tener que pasar contínuamente los datos a la policía, aunque el sistema se ha modernizado y ya no hay que llevar en mano las fichas a los cuarteles de la Guardia Civil. Eso sí, el estado sabe muy bien dónde te has alojado estos últimos años dentro del territorio nacional y a los extranjeros se les exige el pasaporte. En otros paises ni siquiera hay DNI, de modo que la gente recurre a su tarjeta de la seguridad social o a documentos de identificación algo cutres, consistentes en una cartulina con una foto grapada.

Me temo que hoy en día ya no tiene tanto sentido anotar los datos del cliente a no ser para denunciarlo por algo, en cuyo caso el hotel casi siempre tiene todas las de perder. Por mi parte no hay problema en que sepan quien soy, ya que no tengo nada que ocultar, pero los amantes de la privacidad absoluta quizás preferirían que las cosas fueran aquí como al norte de los Pirineos.
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RAREZAS EN HOTELES: AIRE ACONDICIONADO CENTRALIZADO.

Antiguamente eso del aire acondicionado no existía. Si hacía calor te jorobabas y punto. Si encima te tocaba una habitación abuhardillada la cosa podía ser una auténtica tortura. Pero llegó la modernidad y las cosas cambiaron para siempre. Debía tener yo unos 10 años cuando entré por primera vez en un establecimiento hostelero con el lujo asiático del aire acondicionado; creo que fue en Medina de Rioseco y salí de aquella cafetería con un resfriado descomunal. Supongo que me pasó como a una amiga que llegó a Caracas y durante la primera noche de hotel abusó del aire fresco tanto como para pasar una semana afónica. Para los que somos cantábricos el uso del aire acondicionado en la vida cotidiana se reduce al coche y a los viajes fuera de la zona donde vivimos. Lo complicado es acostumbrarse. En lugares donde se hace inevitable, el personal controla de maravilla y prefiere enfriar primero el dormitorio antes de irse a dormir para desconectar el aparatito durante la noche o programarlo para que se apague a una determinada hora. No es sencillo adaptarse a los cambios de temperatura y por la noche el cuerpo pide un extra de calor.

A lo que vamos. Existen hoteles en España donde la regulación del aire acondicionado no es individual sino centralizada, como ocurre con las tradicionales calefacciones centrales. Inicialmente no parece una buena idea porque se pierde independencia, pero sin embargo la cosa funciona mejor de lo que parece. Por una parte el interior del hotel se refresca con un menor gasto energético, ya que es más sencillo mantener los 22 grados que bajar desde 35 hasta una temperatura aceptable. Por otro lado todas las habitaciones se hallan a la misma temperatura y ya sabemos que si las de al lado están vacías, la refrigeración se complica. Experimenté el sistema en un hotel cercano a Barajas y en otro de Cáceres con resultados muy paradójicos. Pensaba que se trataba de una antigualla pero quedé bastante convencido. Se logra una temperatura conveniente para el cuerpo humano sin recurrir a vientos polares.

Que conste que también es muy importante que los pasillos disfruten del mismo confort que los dormitorios y que la salida de la habitación no implique un golpe de calor. Ojo porque he estado en pasillos de cinco estrellas donde la temperatura subía de 45º y eso no se lo deseo a nadie.

Pues sí, curiosamente el aire acondicionado centralizado no es una chapuza sino una solución eficiente desde el punto de vista energético y del confort.
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DESAMUEBLAR ES LA NUEVA TENDENCIA EN HABITACIONES DE HOTEL

Alucina vecina porque los tiempos son tan chungos que algunos hoteleros han dado con una solución de emergencia para ahorrar en personal y en productos de limpieza. Principalmente la cosa consiste en desamueblar el hotel, empezando por la recepción. siguiendo por los pasillos y acabando por las habitaciones.

Eso ya lo hice yo en un apartamento cuando lo puse en alquiler y quería que pareciera más grande, pero el resultado en un hotel tiene resultados aterradores. Adiós a las plantas naturales o artificiales y a todo objeto decorativo que requiera el paso del plumero o la bayeta. Se acabaron los muebles decorativos y los cuadros en pasillos o zonas comunes. Ahora lo que hay es espacio, mucho más espacio, absolutamente inútil e inservible pero ya no se rompe ni se deteriora nada.

No creeríais cosas que he visto. Áreas llenas de mesas sin sillas donde anteriormente había ordenadores con acceso a internet, por ejemplo; camas sin mesilla de noche y pasillos o descansillos que en su tiempo estaban decorados y ahora parecen más propios de un albergue o un hospital.

Y lo gordo es que el desamueblamiento no garantiza mejor limpieza siquiera, porque cada vez hay menos camareras de pisos en los hoteles y las pocas que tienen la suerte de trabajar lo hacen durante muchas horas, de forma que ni así se acaba de tener listos los dormitorios antes de la hora de comer. Ojito porque no hablo de todos los hoteles sino de algunos que se están pasando de listos, que te ponen un único punto de luz en el centro del cabecero de la cama en lugar de uno a cada lado. De estas cosas saben un rato los de la hostelería supereconómica pero por lo menos no te venden lujos sino un producto del que ya sabes las características.

Espero no dar ideas a hoteleros desaprensivos. Ojalá que los clientes divulguen la situación si es que se la encuentran durante sus estancias.
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