ESTE HOTEL ES UNA MIERDA

Después de "Pesadilla en la cocina" o "Restaurantes imposibles", ya va siendo hora de que alguna cadena se dedique a producir un programa basado en el tema del alojamiento. A ver si resulta que ya lo hay y no me he enterado. La única explicación que se me ocurre para que todavía no haya un programa llamado "Este hotel es una mierda" es que probablemente los dueños de hoteles con graves problemas son todavía más zotes que los propietarios de restaurantes que salen cabreados y mostrando su incompetencia ante millones de espectadores. Casi seguro que los dueños de hoteles catastróficos ni siquiera saben que se están arruinando lentamente. Lo digo porque tengo pruebas. Conozco el sector y en este nuevo milenio lo tenemos muy sencillo para saber cuales son los peores hoteles. Lo gracioso es ver cómo crucifican a un hotel en Tripadvisor y le hunden en la miseria merecidamente mientras el director nunca responde a las críticas; no te quejes si algo falla porque vas avisado... Claro que también es divertido leer las contestaciones de algunos directores pidiendo disculpas continuamente en lugar de resolver los problemas.

Estamos hablando de hoteles malos con avaricia, no hoteles con problemillas. Un hotel que baja del 6 en Booking.com y dormir en el coche son experiencias muy parecidas. Ya se sabe que resulta muy difícil gustar a todo el mundo e incluso haciendo las cosas bastante bien, siempre hay alguien a quien no le gusta el producto.

Las causas de que un hotel sea una mierda pueden ser variopintas, pero generalmente radican en la ignorancia. Un hotel ya amortizado permite hacer barbaridades con el personal y el mantenimiento porque siempre se gana algo; un hotel por amortizar obliga a hacer las cosas bien por narices so pena de perder el negocio.

Lo que se echa de menos es que las administraciones no sean más durillas en las inspecciones y se exija una calidad acorde con el prestigio internacional de España como destino turístico.

Esperemos que sí haya programa televisivo sobre el tema. Ahí quisiera yo ver a los críticos hoteleros españoles e internacionales lidiando con personajes mucho más iracundos que los restauradores.
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