LAS ALMOHADAS, FUNDAMENTALES PARA EL DESCANSO.


Con el paso de los años los hoteleros van dándose cuenta de que uno va a un hotel a dormir y las camas han mejorado una barbaridad de un tiempo a esta parte, aunque el tema de las almohadas no ha merecido tanta atención como merecería.

Odio encontrarme almohadas extraplanas que me obligan a doblarlas sobre sí mismas o a hurgar en el armario en busca de otra. Desgraciadamente la de la foto es una cama poco habitual y las camas de los hoteles de cuatro o cinco estrellas se merecen lo mejor. La almohada con forma cilíndrica es típicamente francesa y se conoce con el nombre de traversín.

Lo ideal es que el hotel tenga carta de almohadas y que estén disponibles; se trata de un servicio que cuando no tiene coste añadido aporta un confort extra al huésped, quien no siempre se habitúa a cama ajena. Un buen ejemplo lo tenemos en la gama que ofrecen los hoteles Hesperia.

Lo próximo en extenderse será la carta de sábanas, que ya existe en algunos establecimientos de alta gama.

Por cierto que hay que poner a prueba a los hoteles que propongan carta de almohadas, a ver si la cosa funciona de verdad o nos responden que la gobernanta es la encargada del servicio y no está. De momento me quedo con las camas de los hoteles AC con sus cuatro almohadas y seis patas.
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