PASILLOS DE HOTEL SIN AIRE ACONDICIONADO.


Disfrutar de una temperatura de 22 grados centígrados en una habitación de hotel es toda una bendición cuando en el exterior se sufren 38, sean secos o húmedos. Hoy en día los hoteles de zonas cálidas incorporan esa comodidad incluso en las categorías menos lujosas. No ocurre lo mismo en zonas frescas, donde una ola de calor puede abrasar a cualquiera en dormitorios de hoteles ubicados en comunidades autónomas que sólo exigen aire acondicionado en zonas nobles, por eso de que son cuatro días y no compensa.

Lo malo es cuando te alojas en hoteles con pretensiones elevadas y tienes que sufrir el ahorro de energía que supone la carencia de refrigeración en cualquier lugar que no sea la habitación.

Hoy me toca hablar de los pasillos sin ventilación ni aire acondicionado. Recientemente tuve que sufrir uno de ellos, bastante largo y en el cual la temperatura superaba notablemente la que había en el exterior del edificio. Los cien metros que separaban la puerta del ascensor de la habitación se convertían en una sauna capaz de arruinar la experiencia de la ducha.

Comprendo que los hoteleros quieran ahorrar pero deberán comprender que no se debe obsequiar a los huéspedes con sensaciones desagradables. Después de gastar una fortuna en televisores modernos y mobiliario fantástico, lo menos que uno espera es un chorro de calor aguardando a cada salida de la habitación.

Un caso curioso lo vi en el hotel Jardín Tropical de Tenerife, donde los pasillos están organizados de tal manera que siempre están en sombra o con corrientes de aire, de manera que no hace falta gastar energía para climatizar.

Comprendo que el aire acondicionado pueda faltar en hoteles de una o dos estrellas, pero cuando el hotel aspira a algo, se hace imprescindible que sus pasillos no sean un horno.

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