TE VAS A DUCHAR QUIERAS O NO.

Los gorritos de plástico que se ofrecen entre las amenities de los hoteles sirven para que te puedas duchar sin mojarte la cabeza. De momento no se ha inventado nada para que te puedas lavar la cabeza sin ducharte.

Desgraciadamente son muchos los hoteles que incluyen en sus baños una ducha fija pegada al techo o a la pared sin posibilidad de manejar el maneral (mango o teléfono) a nuestro antojo.

Como bien indica una clienta de hotel, hay partes de la anatomía que no son tan cómodas de aclarar cuando no puedes dirigir el chorro de agua hacia ellas.

Algo tan simple como lavar solamente la cabeza o aclarar la entrepierna y los pies es toda una proeza en demasiados hoteles y generalmente en los de categoría alta. Señores diseñadores de baños, por favor, piensen en los clientes. Señores hoteleros, descalcifiquen de vez en cuando los manerales de las duchas, que no es tan complicado; sustituyanlos si hace falta, que no son tan caros.

Por cierto que lo peor de todo en el tema de la ducha fija es que para regular la temperatura hay que estar sufriendo agua helada o hirviendo en la propia piel, ya que los mandos se sitúan de modo que uno no los pueda manipular sin mojarse.
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HORRORES DE LA HOTELERÍA ACTUAL. HOTELES SIN RESERVAS ONLINE.

Parece mentira que en pleno tercer milenio tenga que escribir un post así en el blog.  Resulta que aún ahora existen hoteles en cuya web no se puede reservar online sino que hay que mandar un correo electrónico o llamar por teléfono para hacer una reserva, con la consiguiente molestia de tener que complicarse la vida innecesariamente, ya que la reserva no queda garantizada mediante un número de tarjeta y además no se me ocurre facilitarle el número de la VISA a vete tú a saber quién. Lo normal para muchos hoteles humildes es que sí estén disponibles a través de las centrales de reservas y entonces el problema queda resuelto; huelga comentar que las tarifas casi siempre son mejores a través de intermediarios.

Hace tiempo que reservé un hotel en Portugal por el sistema de toda la vida y me pregunto qué mantiene a ese establecimiento en el siglo pasado en cuanto a reservas. Lo curioso es que en Oviedo se da el caso de un hotel de mucho empaque donde no solo no puedes reservar online a través de su web sino que además no se encuentra disponible en ninguna central de reservas. La única forma de contactar con ellos es por teléfono o por e-mail. Curiosamente tardaron tres días en contestar a mi solicitud de disponibilidad y casi me quitan las ganas de ir. Ya sé que lo que sobra en Oviedo son hoteles pero precisamente me convenía mucho ese en concreto, por ubicación, servicios y precios, pero ni se me ocurre mandarles por correo el número de tarjeta de crédito ni me da tiempo a que una transferencia bancaria les llegue, así que volveré a la prehistoria de las reservas hoteleras para presentarme en el hotel, hacer la reserva y abonarla para cuando llegue el momento de alojarme. No entiendo que estas cosas sucedan pero el hotel es de ellos y pueden hacer lo que les de la gana. Ni siquiera se puede reservar con Booking.com. Espero que les vaya bien pero la situación es casi de chiste en los tiempos que corren.
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FOTOS DE HABITACIONES PARA OLVIDAR. LAS CAMAS SEPARADAS.

Pocas imágenes son tan deprimentes como las fotos de habitaciones de hotel con camas separadas. Uno espera la imagen de una enorme cama Queen size o King size y se encuentra algo que le quita las ganas. Camas separadas como si fueras a dormir con tu hermano, lo ideal para disuadir a las parejas de hacer una reserva. Nada es menos romántico. Por cierto que las fotos corresponden a hoteles ingleses, muy aficionados a estas cosas en los dormitorios llamados twin, que incluyen dos camas. Los denominados double cuentan con una sola o dos juntas.

Por lo visto en numerosos hoteles británicos tienen la costumbre de atornillar la mesita intermedia para que no se te ocurra juntar las camas durante la noche. Que conste que también hay fotos de dormitorios con más  camas aún y eso ya te deja la moral por los suelos porque parece que vamos a un albergue.
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PENTAHOTEL WIESBADEN. ALEMANIA










No parece sencillo dormir en Alemania por 64 euros en un sitio así. El hotel es tal y como sale en las fotos y encima cogí una oferta que incluía un suntuoso desayuno. El parking es gratis en la calle y por el wifi cobran cinco euros diarios, que sin ser ningún chollo tampoco es un robo.

Hay que tener muy clara la ubicación del hotel para llegar a él. Como de costumbre en Alemania escasean las indicaciones y aunque éste hotel estaba medianamente señalizado, a alguien se le olvidó poner la última flecha.

El edificio rebosa modernidad por los cuatro costados y nada más entrar nos damos cuenta de que los alemanes se han puesto las pilas para crear un entorno amigable y muy moderno, en la onda chill out que tanto se lleva. Es de destacar que el bar restaurante del hotel tiene precios muy asequibles y encima está abierto cuando todo lo demás en la ciudad está cerrado, lo que ya es de agradecer. Por cierto que hay mesa de billar y sillones comodísimos además de una interesante carta de bebidas y comidas en un local muy frecuentado por norteamericanos.

Pedí una habitación de fumadores y me la dieron, cosa no tan sencilla últimamente. El que quiera una de no fumadores también la tendrá. El dormitorio es de dimensiones muy generosas y cuenta con colchones de los buenos, de gran anchura. La decoración es moderna y alegre, muy funcional. Tenemos a nuestra disposición incluso un sillón de lectura. El baño no va tan allá como el resto pero tiene un buen detalle con el estuche de productos de acogida y un jabón muy suave. Las toallas podrían ser mejores pero esto es Alemania y no Portugal.

El broche de oro a una estancia lo pone el desayuno, con uno de los buffets más antológicos que se puedan encontrar por ahí, seguramente entre los mejores del continente en la categoría del hotel. Aquí nos olvidamos de Alemania y el desayuno ya no es únicamente salado como en el 99% de los alojamientos del país. La selección de bollería recién horneada no iguala a los productos franceses pero tampoco se queda atrás. Hay incluso una sección de quesos bastante potente y otra de embutidos con un surtido que se repone frecuentemente. El café tampoco está nada mal y te puedes preparar un expresso de cierta calidad. Hay tortitas e incluso te puedes preparar un sandwich con huevo frito encima en la tostadora. Obviamente hay bacon y cereales, junto con zumos de varias clases. Uno sale de allí desayunado y hasta comido. Los domingos te dejan tomar el desayuno hasta las dos de la tarde, con lo que te montas un bruch de categoría.

Obviamente hay otros hoteles en Wiesbaden pero elegí éste por precio y servicios. En el centro el parking cuesta una fortuna y el desayuno casi siempre se paga aparte.

Totalmente recomendable y uno de los sitios que más satisfacción me han proporcionado en todas mis estancias hoteleras. Información y reservas en este enlace.
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LO QUE HACE FALTA EN TODOS LOS APARTAMENTOS TURÍSTICOS

Lo que vemos en la imagen es un dosificador de jabón líquido fabricado por la empresa Blarozar en Zaragoza. Podría ser de otra marca pero he elegido éste para ilustrar el artículo.

Desgraciadamente cada vez que alquilo un apartamento turístico tengo que llevarme de casa el Mistol, Fairy o similar junto con un estropajo, porque en esos sitios no te suelen proporcionar ese material de limpieza que acaba siendo imperiosamente necesario.

Ojo porque hay excepciones y existen apartamentos que sí te regalan lo que haga falta o cuentan con lavavajillas y unas pastillas de cortesía, como es el caso de los apartamentos Adagio, del grupo Accor, en los que te encuentras una recepción abierta 24 horas con un personal excelente, no horarios restringidos y un móvil de contacto para por si acaso. La solución más higiénica sería la instalación en la cocina de un dosificador rellenable, con lo que se facilitaría la vida a los viajeros que recurren a apartamentos turísticos o casas rurales para su alojamiento. Tienes la ventaja del uso de la cocina y de una gran libertad de horarios pero a veces el inconveniente de que no hay dónde comprar lo que necesitas porque es domingo o porque hay que coger el coche para adquirir algo que vale dos euros.

Por cierto que otra cosilla que conviene llevar de casa es algo de papel higiénico de calidad, como los de tres o cuatro capas que vende Lidl, ya que nunca nos van a proveer de papel de lujo sino del más barato que haya en el hipermercado mayorista para profesionales.

Señores propietarios, se agradecerá que hagan la vida más fácil a los alojados, regalando o vendiendo los productos de limpieza o vendiéndolos pero no obligando a buscar una tienda el domingo a las cuatro de la tarde.
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VENTANAS QUE NO SE ABREN

No es infrecuente encontrarse con hoteles cuyas ventanas son imposibles de abrir. He estado en alguno y sencillamente ni siquiera había ventana sino más bien una enorme cristalera de suelo a techo y de lado a lado de la pared. Me daba un pelín de claustrofobia. En Inglaterra es muy habitual que la apertura se encuentre limitada a unos centímetros en ciertos hoteles urbanos. No sé si tienen miedo a que la gente se tire por ella, a que el huésped huya sin pagar o a que alguien entre en el dormitorio. Hay que tener en cuenta que las habitaciones de hotel inglesas son de no fumadores por sistema, pero la medida no parece enfocada a impedir el vicio del tabaco porque ya lleva mucho tiempo implantada en numerosos hoteles.

Recientemente me hospedé en un hotel portugués con el mismo sistema. Estaba alojado en una sexta planta y aunque la ventana contaba con dispositivo de apertura, el cliente no lo puede accionar. Por cierto que en caso de poder abrirse, la ventana quedaba un pelín baja.

Por supuesto que el riesgo de accidentes se reduce a cero y eso es bueno. Por otra parte, las plantas más bajas quedan alejadas del peligro de que alguien aproveche una ventana mal cerrada para entrar a robar. El que quiera fumar en un lugar así dejará huella imborrable de su conducta, a no ser que lo haga en el baño y con el agua caliente funcionando.

El problema que se me plantea es el de la ventilación. Un dormitorio de hotel no puede estar cerrado permanentemente sin una aireación correcta con aire del exterior. Supongo que las camareras de piso abrirán las ventanas con cierta frecuencia pero no tengo ninguna garantía de ello. Además existen numerosos clientes que prefieren no usar el aire acondicionado y gustan de adaptarse a una temperatura natural que les evite los catarros. Confiar únicamente en la renovación de aire mecánica no es la mejor idea.

Inicialmente el cliente tendría derecho a una habitación cuyas ventanas puedan abrirse y a las que asomarse para ver el paisaje, pero los hoteles tienen sus normas y deberían avisar previamente. Una avería en el aire acondicionado puede ser una auténtica trastada y una calefacción sin piedad y no modificable puede convertirse en una tortura.

Generalmente cuando abandono una habitación de hotel suelo dejar abierta la ventana o la puerta, o las dos cosas, para que el aire circule. No me gustan los hoteles en los que la ventana no se abre y creo que el cliente tiene derecho a saber lo que se va a encontrar. Ya sé que en rascacielos no es lo más conveniente, pero siempre se pueden dar opciones para la entrada de aire del exterior.
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DECORACIONES ARRIESGADAS EN HABITACIONES DE HOTEL

De acuerdo, la mayor parte de las habitaciones de hotel es perfectamente olvidable. Lo que pedimos es un sueño reparador y unas instalaciones satisfactorias, sin florituras excesivas, como esos nuevos baños transparentes que te quitan intimidad aunque estés solo. Luego están las inolvidables pero eso se debe a algo que hiciste en ellas o simplemente a que te salieron gratis, o tenían muy buena vista, o simplemente que eran mejores de lo que esperabas.

Ahora empiezan a proliferar los hoteles con decoraciones arriesgadas. En muchos de ellos cada dormitorio es distinto y en no pocas ocasiones lo que vemos nos puede quitar el sueño. Comprendo que haya empresarios que tengan aprecio por el riesgo y clientes en busca de experiencias rompedoras, pero conmigo que no cuenten. Me basta con un colchón cómodo y un aislamiento acústico de calidad, junto con un baño bien pensado. Me va el diseño minimalista aunque sin pasarse.

Hay que tener en cuenta que las decoraciones neutras pueden servir para todo el mundo y sin embargo las propuestas atrevidas no son para todos los clientes. Otra cosa es que me permitan configurar la iluminación, aunque ya me conformo con que sea posible leer sin linterna, ya que tanto intimismo de moda impide ver hasta la suciedad si existe.

Si el lector va a ir a un "Arthotel" de esos, por lo menos que pueda elegir habitación y que no les adjudiquen la que les toque, no sea que la estancia resulte poco sosegada. Por cierto que por lo menos mientras dormimos no tenemos que soportar los delirios de algún diseñador con ganas de protagonismo. Una cosa es el Arte y otra el placer de estar en una habitación agradable.
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¿HABITACIONES PARA FUMADORES EN HOTELES?

Son muchos los hoteles que se promocionan diciendo que en sus habitaciones me voy a encontrar como en casa. Pues va a ser que no. En casa fumo y en gran cantidad de establecimientos hoteleros no disponen de ninguna habitación para fumadores. Por cierto que en casa tengo gatos y también abundan los hoteles donde no los puedo llevar de viaje si me apetece. Después de todo el hotel puede poner sus normas y si no me gustan me aguanto, pero me lo ponen un poco complicado para viajar.

En varias ocasiones he pernoctado en hoteles con prohibición total de fumar. En unos casos a pesar de no saber previamente sobre las limitaciones y en otros a sabiendas, dado que el precio era imbatible. Normalmente elijo los que me permitan hacerlo en mi habitación. Lo que me extraña es que muchos hayan ido más allá de la legislación vigente y prefieran el espacio 100% sin humo. Normalmente se libran de bastantes problemas actuando así, aunque también incomodan a los viciosos como yo. A veces tengo una terraza donde salir, pero también puede ocurrir que las ventanas ni siquiera se puedan abrir, lo que me obliga a bajar a la calle, donde frecuentemente carezco de un techo que me guarde de la lluvia.

Considero que lo que haga en mi habitación no tiene porqué molestar a nadie y me parece que los hoteles deberían facilitar la vida a sus huéspedes más viciosos sin que por ello se tenga que perjudicar a los no fumadores, por ejemplo habilitando zonas específicas y perfectamente legales. La clave está en la tolerancia y más aún cuando nadie sale perdiendo.
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¿JABONCILLOS O DOSIFICADOR?

Reconozco que los jaboncillos que nos regalan en los baños de los hoteles son muy monos para coleccionar pero solo me los llevo si son de los buenos, más que nada porque ya los he pagado y son míos. No obstante prefiero los dosificadores de jabon en espuma o crema. En esto, como en todo, hay para gustos. En los hoteles de gama media y baja se están suprimiendo las pastillas de jabon individuales y no solo por el coste, que es muy bajo, sino por operatividad en la limpieza. En los mejores hoteles incluso tenemos las dos opciones disponibles, que necesariamente deben ser de una marca conocida y prestigiosa.

Desde el punto de vista ecológico no tiene ningún sentido tirar a la basura una pastilla que se ha usado una única vez y que generalmente no tenemos dónde colocar una vez utilizada. Lo más conveniente hoy en día es el dosificador de un gel de manos de cierta calidad y con pH neutro. Las ventajas son obvias y saltan a la vista. Lo siento por los coleccionistas de jaboncillos. Los que encuentro por los neceseres los abro y los voy metiendo en cajones hasta que pierden el olor.

En la ducha también están apareciendo las mismas soluciones, que permiten reducir el lote de productos de acogida a la mínima expresión. Me resulta más cómoda la modernidad de apretar un botón en lugar de exprimir los diminutos envases que proporcionan los hoteles y de los que no siempre es posible sacar todo el líquido. Lo mismo es aplicable a los suavizantes para el cabello, cuya densidad convierte en tarea titánica su extracción. No digamos ya los sobres de gel, de imposible apertura con las manos mojadas...

Se agradecerán las opiniones de los lectores, tanto empresarios como clientes.
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NO VOY A UN HOTEL PARA ENCONTRARME COMO EN MI PROPIA CASA SINO MUCHO MEJOR.

Me temo que son demasiados los hoteleros que meten la pata hasta atrás cuando recurren a los tópicos de siempre para publicitar su hotel. Uno de los más usados es ese de "para sentirme como en su propia casa".

Sin que sirva de precedente voy a plagiarme a mi mismo y citaré un párrafo extraido de mi blog profesional para hosteleros.

"Ahí es nada. Pretenden que vaya a un hotel en el cual me sentiré como en mi casa. Pues no señor. Cuando voy a un hotel lo hago porque no quiero estar en mi casa. En mi casa no tengo aire acondicionado y en el hotel seguro que lo hay. En mi casa me tengo que hacer yo la cama y en el hotel me la hacen cada mañana. En mi casa cambio las sábanas cada 7 días y en el hotel a diario. En mi casa uso las mismas toallas una semana y en el hotel me ponen unas nuevas cada día. En mi casa me hago yo la comida y en el hotel me dan un buffet libre que te mueres. En mi casa no hay piscina y en el hotel sí. En mi casa tengo que barrer y fregar y en el hotel me lo hacen. Por lo tanto, no quiero que me recuerden para nada a mi casa, como si fueran a estar mis vecinos de la vida cotidiana pululando por los pasillos para dar ambiente hogareño. No hay peor idea que animar a la gente a ir a un hotel diciéndole que estará como en casa. Eso sí, en mi casa el internet me cuesta un euro al día y hay hoteles que pretenden cobrar cinco por hora o doce por día; en mi casa puedo desayunar sólo un café y en algunos hoteles pretenden que pague un buffet de quince euros cuando sólo quiero café, croissant y zumo. En mi casa aparco gratis y en algunos sitios quieren que les abone 25 euros por el garaje. Una casa es una casa y un hotel es otro sitio al que vamos a buscar felicidad. Punto y aparte. Espero que si el lector usa la susodicha expresión en su propaganda se anime a eliminarla definitivamente. Reconozca que muchas veces se ha recurrido a ella porque a nadie se le ha ocurrido nada mejor".
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ALMOHADAS SÍ, COJINES NO.

La foto es del dormitorio de una vivienda y no de un hotel. La moda de colocar cojines como refuerzo de las almohadas ha pegado fuerte y hay que reconocer que los cojines son muy decorativos, pero tengo serias dudas sobre el aspecto higiénico del asunto.

Las fundas de las almohadas se lavan con una periodicidad previsible, es decir, cada dos o tres noches o con cada cambio de huésped, pero es muy posible que las de los cojines no se laven tan a menudo. Más o menos, lo mismo que pasa con los edredones y las colchas.

Para los huéspedes puede ser un incordio tener que apartar tanto cojín para coger postura. Lo normal es que los cojines acaben en el suelo. No quedan mal en una chaise longue o en un sillón, pero los cojines no pintan nada en una cama de hotel, donde el blanco será siempre el color que no engaña y no esconde la suciedad, tal y como ocurre con otros colores.
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